2009-12-30

Cállense! Cállense!





Sentado frente a mi ventana escucho el huir de las personas hacia algún descanso fortuito, días que han sido brindados cual ofrendas para el trabajo arduo (de algunos). Escucho el avance desde mi silla que cruje con mi peso (que sube y baja) y mis ojos arden ante una posible infección a la garganta. No quiero salir aunque mi teléfono no para de sonar, no quiero caminar aunque mis zapatillas están junto a mi cama, quiero escribir y plasmar lo que tengo comiéndome el cerebro y que agranda el huequito que tengo en el corazón. Si me concentro tal vez el frío viento del ventilador en la espalda pueda acallar los sonidos de los autos avanzando, impacientes ante el trafico que tanto nos engulle y atormenta. Avancen! avancen! grita el policía en alta voz, cállense! cállense! grita mi subconsciente, pero nadie me hace caso porque están a cientos de metros pero sus existencias si alcanzan mis retazos, hasta mis manos que teclean en un verano que recién está empezando, a puertas de un año que recién está por reventarnos encima, en un crecimiento que recién está doliendo, en un mundo que recién se está asomando, en una nueva realidad que recién estoy creando.
 
 

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