2010-01-22

habitantes - 003

Ya no había motivo para esconderse, la mujer parecía estar en un trance mirando un punto ciego entre los muebles. Fue cuando recordé la mordida en la pierna, pero no tenía daño alguno, ni un rasguño; y la serpiente se deslizaba por la casa como el perro sin patas que parecía ser, parecía disfrutar ser libre del daño que podía hacer. No había mucho que hacer en esta casa, por lo visto la mujer había devorado todos los alimentos y sólo había fotos colgadas en las paredes y encima de los muebles; ella se quedaba ahí sentada, balbuceando, ya era hora de irme. Fue cuando sentí una voz en todo el cuerpo, la mujer también la escuchó buscando lentamente con la cabeza de donde venía; abrió los ojos exageradamente para luego cerrarlos complacida. Me resistía a la idea pero la curiosidad me venció, cerré los ojos como la mujer y traté de entender de donde venía esta voz, y empezó a hablar.

(continúa...)

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