¿¿Lima la horrible??

Subí al avión contento y tranquilo, con la idea de regresar a mi realidad a intentar que el tiempo pase de la misma forma paciensuda, que el cielo también sea memorable porque al final de cuenta es el mismo cielo ¿verdad? y que mantendré a los amigos que conocí y aprovecharé y consentiré a los amigos que ya tengo. Pero a medida que el avión se acercaba a Lima, sobrevolábamos montañas y determinadas zonas rocosas y a sus pies se veía una especie de espuma blanca extensa como un mar. La imagen estuvo ahí por un buen rato, nubes de apariencia gruesa y hermética cubriendo todo. Finalmente el piloto anuncia que vamos a aterrizar en Lima, y el avión empieza a descender hasta sumergirse totalmente debajo de esta espuma y nos adentramos en una Lima totalmente tétrica y oscura a las cinco de la tarde. Daba la impresión que era una ciudad industrial contaminada como esas ciudades de películas apocalípticas. Una intranquilidad cosquilleó mis piernas y me daba ganas de decirle al piloto que de la vuelta, que Cusco estaba más soleadito. Finalmente bajamos del avión y ciertamente me percaté que estaba exagerando. Lima es la misma, que uno la haga luminosa o tétrica depende de la percepción que uno quiera tener de ella. Tomé mi maleta y me acerqué al taxista que me estaba esperando, contento porque ya estaba en casa.

Ayer salí a tomar algo con un amigo y mientras me alistaba, revisé que no me estuviera olvidando nada, pero tuve la fuerte necesidad de tomar mi cámara y llevarla conmigo, tal vez por la costumbre, ya que mientras estuve fuera la llevaba a todos lados. Finalmente la metí en mi bolsillo… ¿por qué no?