2009-05-24

La desobediencia del pollo


El pollo es un gran amigo que trabaja en mi oficina, y su futuro cambió de improviso, luego de 4 días casi sin dormir por tanta juerga, rutina adquirida por meses y meses de entrenamiento, mientras bailaba y tomaba en asia le vino un dolor muy fuerte en el pecho y tuvieron que traerlo de emergencia a lima. Felizmente el diagnóstico inicial de angina de pecho fue descartado y cambió a excesivo stress y elevados registros de colesterol y triglicéridos. El resultado fue obvio, el doctor le prohibió tomar licor y no comer nada de grasas mínimo de 2 a 3 meses, hasta que los niveles de triglicéridos volvieran a estar normales y pudieran hacerle nuevos exámenes, aún así, después del periodo debía seguir cuidándose.

Realmente fue una situación que no se iba a ir tan rápido, es decir, cuando te salvas de un accidente, sólo te queda el susto, pero en esta oportunidad le quedó un leve dolor muscular en el pecho, que se acentuaba cada vez que veía frente suyo la ensaladita que iba a ser su almuerzo, o cuando llegaba el miércoles y las llamadas de los amigos empezaban (si, nosotros simples mortales recién pensamos en una pegadita desde el día jueves). Pero si escuchabas el discurso de “ya no más, he colgado los chimpunes” te la creías, y admirabas su determinación sólo con mirar la ensaladita que iba a ser su almuerzo; pero no sabías que en la noche ya había tratado de pedir por delivery un buen combo del KFC y con un puré de papas familiar, el cuál fue interceptado por su madre antes que se encerrara en su cuarto a devorarlo (dice que lo obligaron a pagarlo y se lo comieron en su cara).

Todos los días almorzábamos juntos y admirábamos que el pollo estaba conforme con su dieta de vegetales y sus noches tranquilas viendo magaly tv o el especial del humor, hasta que después de casi un mes, el pollo nos contó, muy avergonzado, que había roto su pantalón y que necesitaba comprarse un par porque los que tenía en casa no le quedaban. Luego de esta hilarante historia me pregunté, ¿si este pata para comiendo verduras, y no sale, el efecto no debería ser inverso?, debería haber bajado de peso, lo cual es obvio, y creo que mi amiga Magaly tuvo el mismo pensamiento para lo cual nos miramos y exclamamos en coro “!!pollo mentiroso!!”. Después que se puso rojo por un buen rato, el pollo nos contó en voz bajita, que en las noches le viene una ansiedad maldita y sale en búsqueda de algo que comer, porque su familia esconde todo lo que pudiera tentarlo. El “pollo – chancho” este, se había estado comiendo KFC, tacos, pizza, hamburguesas, etc. Y era por eso que en el almuerzo comía religiosamente sólo su ensalada, lo cual creía que era una compensación a los atentados perpetrados contra su propia salud. Lo único bueno es que el tema del trago si lo estaba evitando y eso si lo tenía un poco fastidiado, ya que eso significaba dejar de ver a la mayoría de sus amigos, y verlos significaba no dormir esa noche. Magaly lo regañó y lo amenazó con tirarle dedo con su mamá si seguía en ese plan, a lo que el pollo respondió que “ahora sí” iba a respetar su dieta.

Otra gran sesión de carcajadas fue cuando nos contó que un domingo una amiga suya fue a su casa y tras un par de horas de estar tonteando le dijo “¿vamos a misa?”, a lo que el pollo le dijo “okeeey” ya que no tenía nada mejor que hacer en ese momento. Nos cuenta que estando allá vio de lejos el confesionario y cuando se dio cuenta, ya estaba sentado frente al sacerdote que le preguntaba cuales habían sido sus pecados y hace cuanto que no se confesaba. El pollo le contó con lujo de detalles sólo lo que había pasado ese verano, a lo que el padre le dijo que había sido una llamada de atención del cielo, ya que una vida de excesos y “fornicación sin sentido”no era agradable ante los ojos del Señor. La penitencia demandaba unos 20 padrenuestros, 20 avemarias e incluso la lectura de la biblia (no sabía que se habían elevado las penalidades en dicho rubro). La frase de “fornicación sin sentido” quedó recurrente en nuestras conversaciones, y la usabamos incluso en frente de otros. El pollo nos cuenta que a la semana regresó con esta chica a misa, y volvió al confesionario, a lo que el padre le dijo que no era necesario que fuera tan seguido, que en todo caso “acumulara pecados” y que podía descargarlos en una sesión cada 15 días.

El otro día salimos a almorzar muy perturbados de tanto problema con los sistemas y junto con 2 amigas terminamos en el restaurante frente a la oficina pidiendo postres. El pollo le llegó y pidió un gran helado de chocolate, como muestra de incoformidad y de hartazgo, y dándose cuenta que la vida sin excesos y sin fornicación sin sentido es difícil.

Pd : En ánimo del plagio del título, debería llamarlo “Mr. Chicken”. (jaja… sorry por la parodia ERre! sonaba demasiado bien así, ¡¡lean la desobediencia de ana!!!)

pollo interrupted!

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